¿Qué es el riesgo en el mundo de las inversiones?

El riesgo en las inversiones

¿Qué es el riesgo?

Cuando una persona invierte, toma decisiones sobre qué hacer con sus activos financieros. El riesgo es cualquier incertidumbre con respecto a las inversiones que tenga el potencial de afectar negativamente el bienestar financiero.

Por ejemplo, el valor de una inversión puede subir o bajar debido a las condiciones del mercado (riesgo de mercado). Las decisiones de una empresa, como la de expandirse a una nueva área de negocio o fusionarse con otra empresa, pueden afectar al valor de las inversiones (riesgo empresarial). Si alguien posee una inversión internacional, los acontecimientos que se produzcan en ese país pueden afectar esa inversión (riesgo político y riesgo cambiario, por citar dos).

Hay otros tipos de riesgo: riesgo de liquidez se refiere a la facilidad o dificultad para retirar una inversión cuando se necesita. Otro factor de riesgo está relacionado con el número de inversiones que se tienen. En general, cuantos más opciones financieras se tengan en una misma cesta, por ejemplo, todo tu dinero en una sola acción, mayor será el riesgo que asumirás (riesgo de concentración).

 

 

Conceptos clave en el riesgo de inversión

Riesgo y recompensa

El nivel de riesgo asociado a una determinada inversión o clase de activos suele estar correlacionado con el nivel de rentabilidad que podría alcanzar una inversión. El fundamento de esta relación es que los inversionistas dispuestos a asumir inversiones de riesgo y a perder potencialmente dinero deben ser recompensados por su riesgo.

 

 

El riesgo

 

 

En el mundo de las inversiones, la recompensa es la posibilidad de obtener mayores rendimientos. Históricamente, las acciones han disfrutado de los rendimientos anuales medios más sólidos a largo plazo. La contrapartida es que este mayor rendimiento conlleva un mayor riesgo: como clase de activos, las acciones son más arriesgadas que los bonos corporativos, y los bonos corporativos son más arriesgados que los instrumentos financieros del estado o de aquellos productos ofrecidos por los bancos.

 

Promedios y volatilidad

Aunque los promedios históricos durante largos periodos pueden orientar la toma de decisiones sobre el riesgo, puede ser difícil predecir (e imposible saber) si, dadas sus circunstancias específicas y con sus objetivos y necesidades particulares, los promedios históricos jugarán a tu favor. Incluso si mantienes una cartera amplia y diversificada de acciones, como el S&P 500, durante un largo periodo de tiempo, no hay garantía de que vayan a obtener una tasa de rendimiento igual a la media histórica a largo plazo.

El momento de la compra y de la venta de una inversión son determinantes para la rentabilidad de su inversión (junto con las comisiones). Pero aunque todos hemos oído la frase “comprar barato y vender caro“, la realidad es que muchos inversionistas hacen justo lo contrario. Si compras una acción o un fondo de inversión en acciones cuando el mercado está caliente y los precios son altos, tendrás mayores pérdidas si el precio cae por cualquier motivo en comparación con un inversionista que compró a un precio más bajo. Eso significa que tu rendimiento medio anualizado será menor que el de ellos, y le llevará más tiempo recuperarse.

Los inversionistas también deben comprender que mantener una cartera de acciones, incluso durante un largo periodo de tiempo, puede dar lugar a rendimientos negativos.

 

El tiempo puede ser tu amigo o enemigo

Según datos históricos, mantener una amplia cartera de valores durante un periodo de tiempo prolongado (por ejemplo, una cartera de gran capitalización como el S&P 500 durante un periodo de 20 años) reduce significativamente las posibilidades de perder el capital. Sin embargo, los datos históricos no deben inducir a los inversores a pensar que no hay riesgo en la inversión en acciones durante un largo periodo de tiempo.

Los inversionistas también deben considerar hasta qué punto es realista que puedan soportar los altibajos del mercado a largo plazo. ¿Se tendrán que vender acciones durante una recesión económica para cubrir el vacío causado por la pérdida de un empleo? ¿Se venderán inversiones para pagar la atención médica o la educación universitaria de un hijo? Los acontecimientos vitales predecibles e impredecibles pueden dificultar a algunos inversionistas el permanecer invertidos en acciones durante un periodo de tiempo prolongado.

 

 

Inversiones a largo plazo

 

 

¿Cómo gestionar el riesgo?

No se puede eliminar el riesgo de las inversiones. Pero hay dos estrategias básicas de inversión que pueden ayudar a gestionar tanto el riesgo sistémico (el que afecta a la economía en su conjunto) como el no sistémico (el que afecta a una pequeña parte de la economía o incluso a una sola empresa).

 

Asignación de activos

Al incluir diferentes clases de activos en tu cartera (acciones, bonos, bienes inmuebles y efectivo), aumenta la probabilidad de que algunas de tus inversiones te proporcionen un rendimiento satisfactorio aunque otras estén estancadas o pierdan valor. Dicho de otro modo, se está reduciendo el riesgo de sufrir grandes pérdidas que pueden derivarse de dar demasiada importancia a una sola clase de activos, por muy resistente que sea esa clase.

 

Diversificación

Al diversificar, se divide el dinero que ha asignado a una clase de activos concreta, como las acciones, entre varias categorías de inversiones que pertenecen a esa clase de activos. La diversificación, con su énfasis en la variedad, le permite repartir sus activos. En resumen, no se ponen todos los huevos de la inversión en la misma canasta.

La cobertura (la compra de un valor para compensar una posible pérdida en otra inversión) y los seguros pueden proporcionar formas adicionales de gestionar el riesgo. Sin embargo, ambas estrategias suelen aumentar (a menudo de forma significativa) los costos de una inversión, lo que merma los beneficios. Además, la cobertura suele implicar una actividad especulativa y de mayor riesgo, como la venta en corto (compra o venta de valores que no se poseen) o la inversión en valores ilíquidos.

 

 

 

La conclusión es que todas las inversiones conllevan un cierto grado de riesgo. Si comprendes mejor la naturaleza del riesgo y tomas medidas para gestionarlo, estarás en mejor posición para alcanzar tus objetivos financieros.

 


 

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